


Produccion - Ayudante - Asistente de Arte - Comunicador Social - Encuestador
Del otro lado del mar nos llegan noticias de nuevas caídas, de dolores de muñeca. Yo creo que tantas indican que hay instantes en que la atención, o el sentido del equilibrio, se van, se pierden. Y mi madre se desploma sin saber cómo. Manera de envejecer, o fruto del envejecimiento. Tomado así, nada hay que se pueda hacer más que pedirle a las empleadas que la acompañan buena parte del tiempo que estén atentas, que cumplan con su consigna, es decir, no dejarla que se desplome en el momento en que se cae. Es una lástima, pero peor sería otra manifestación de la vejez. Cierto, si se quiebra otra vez un hueso importante o hay un golpe interno que evoluciona mal las consecuencias de la caída pueden dar lugar a una etapa de dolor y sufrimiento.
Quiero decir que poco es lo que se puede hacer, puesto que lo que se podía se ha hecho, poner gente más o menos experta a cuidarla para que no se golpee. El resto es seguir disfrutando de su vejez, que aparte de las caídas y de alguna que otra característica autoritaria, es un privilegio. Por ejemplo para que su biznieto se acuerde, como seguramente se acordará si llega ella a vivir digamos un par de años más y bien, de una viejecita su bisabuela, pequeñita ya y casi sin peso, que tenía la fuerza y las ganas de tocar el piano, de hablarle, de acariciarlo. Cosa que no muchos han o hemos tenido.
otras noticias muestran que quizá se abre ya un momento de dificultades económicas, que como no pueden solucionarse se traducen siempre en Argentina en conflictos políticos sin salida. Alguien me preguntaba el otro día qué opinión tenía yo de un cierto Cantero, que se ocupa de agricultura en una de las cámaras. Ninguna, dije un poco sorprendido, Pero si es de Río Cuarto, me contestaron del otro lado de la línea. Menos, por supuesto, respondí. Yo sigo teniendo la impresión que me transmitiste en una de las conversaciones allí. Un poco exagerando las cosas, me digo que esa ciudad es un ejemplo, entre pocos, de las muestras más claras de lo que significa la mundialización. Supongo que el paro sigue allí en la construcción, que algunos continúan demorando las decisiones de siembra, que en las boutiques de ex agricultores se vende poco o nada, que el empleo declina, que etc.
No faltará quien piense que hay que aplicar el ejemplo de Lula, que es la continuidad de Fernando Enrique pero con otros énfasis. Nadie dice, y mucho menos el sinvergüenza del ex gobernador de Córdoba, que en Brasil hay una cosa que en Argentina no existe desde hace siglos: una burguesía, una clase de ricos que son brasileños y que tienen el dinero en Brasil y no lo sacan de allí, desde hace muchas generaciones, que no compran restaurantes en Miami, o etc., etc.
Augustito Grinspan, instalado me parece en Miami, me envió un diaporama de esos que me imagino abundan en estos días. Dice que el culpable es uno mismo. Eso tampoco es cierto, la gente votó por buenas razones, y también por malas. Y es bueno que se desprenda de eso que votó, que critique, que busque otras salidas, que exija responsabilidad y transparencia. Ese tránsito es difícil, si no imposible, puesto que entre la conciencia y la enajenación el segundo camino es el más transitado y desde Legrand en adelante todo parece organizado para eso, para una forma de enajenación que en Argentina me da la impresión consiste en enamorarse de consignas, de un par de adjetivos de moda, de un par de rostros para el lado bueno y para el malo, y ya dejar de pensar, o de hacerse preguntas, comenzando a partir de ese enamoramiento a tener opinión, a afirmarse en la opinión, a confundir la realidad con la opinión, ya ni siquiera con los deseos.
Un abrazo fuerte, felicitaciones otra vez por la petite famille, por los dos hijos, por ser como te conocí,
saludos de Marie Pierre, un beso de ella para Cristela y para los jovencitos Fagiano.
Santiago