LAS FÁBULAS DE ALPA CORRAL


Jardín, pueblo y alma

La zona sur de las Sierras de los Comechingones abriga una historia que grita por ser relatada. La reunión entre un paraíso geológico, el encuentro con la tradición de los pueblos originarios y las formas que brinda el aspecto de la naturaleza, hacen de la villa un lugar entre los lugares.


Escribe: Luciano Anastasía
Fotos: Lucio Pinotti-Jorge Coniglio- Facundo D’Eramo

Si de miradas se tratase, caminar las calles de la villa ya ameritaría la posibilidad de descansar el cuerpo y el alma. Loss enderos de Alpa Corral llevan a innumerables lugares y más si es posible surcar los caminos de traslasierra. Los lugareños saben a ciencia cierta y sin mapas orientadores cómo cruzar a San Luis, por ejemplo, y ubicarse, ya no como se hace en la ciudad, con carteles de numeraciones de cien en cien, sino por las formas de las piedras graníticas, abundantes en la zona, y por los extensos horizontes que rodean el paisaje. Distinto, todo muy distinto, al paisaje cosmopolita. Ya es triturada la novela del que se fue a vivir a Alpa Corral, cansado de las grandes ciudades. El aumento irracional de los precios inmobiliarios ya no hacen al pueblo accesible para cualquier mortal, excepto para los investigadores científicos que, sin dejar de luchar para tener acceso a propiedades privadas, se intrigan por los secretos que tiene la zona serrana que se eleva cerca del pueblo. En la UNRC (Universidad Nacional de Río Cuarto) un equipo de investigación realiza un estudio petrológico de las rocas graníticas y de las mineralizaciones asociadas de las sierras. Para ellos, la zona de Alpa Corral, es especial por las formaciones rocosas y sus particularidades, también por los paisajes asociados a las piedras. Los grandes aleros de las rocas en la zona son únicos a nivel mundial. Lucio Pinotti es investigador de la UNRC y el CONICET.Docente de la carrera de Geología, tiene una interesante atracción por la zona, pero que oculta bajo el título de su investigación. Explica con palabras científicas, y con paciencia docente, que existe una franja desde el Cerro Áspero hasta Alpa Corral, de unos 500 kilómetros cuadrados, de rocas graníticas. Se diferencia de otros lugares, de otros cuerpos a nivel nacional e internacional, porque pueden acceder al lugar para poder estudiarlo. En otras partes del mundo, superficies graníticas de este tamaño no pueden ser visitadas con tanta facilidad. El paisaje granítico es muy particular a nivel geomorfológico que no están descriptas en otras partes del mundo. Una zona tan grande con granito en la superficie dibuja paisajes indescriptibles. La erosión del agua y procesos químicos naturales buscan en las rocas dibujos imposibles y dan la sensación de crear figuras que no respetan las leyes de la geometría. Pedazos de grandes dimensiones y muchas toneladas de piedra emergen a la superficie en procesos de millones de años, pero casi alterando las leyes de la estética del equilibrio. Lucio junto a sus colaboradores como Jorge Coniglio y Facundo D’Eramo intentan crear un parque geológico de la zona. Es decir, brindar una protección legal para que puedan estudiar los científicos del mundo con facilidad y acceso a un lugar único en el mundo. El estudio geológico no tiene leyes de propiedad. La posesión de los campos y su limitación con alambres y tranqueras les impide acceder a los terrenos que necesitan visitar.
Pero se las ingenian con tiempo y permisos especiales que deben buscar a los distintos propietarios. Tienen la ayuda de los vaqueanos de la zona, que sin brújula mediante los guían en tan asombroso paisaje. Cerca del pueblo, en los cerros aledaños se encontraron pictografías y restos arqueológicos que datan en algunos casos del año 3000 antes de Cristo. El Licenciado Ulises D’Andrea y la Licenciada Beatriz Nores vienen realizando estudios antropológicos de la zona. Entre otras publicaciones de la UNRC, sus conclusiones se vertieron en una serie de libros llamados “Historias Populares Cordobesas” Su volumen se titula “Alpa Corral. Sus orígenes y su historia”. D’Andrea concluye que cerca del año cien de nuestra era algunos datos arqueológicos indican la presencia establecida de pueblos Comechingones. Según las crónicas de Jerónimo de Bilbar de 1558, los españoles en sus contactos con estos pueblos, los llamaron Comechingones porque cuando iban a pelear tenían por apellido “Comechingon”, que en su lengua quería decir “muera” o “matar”.
Una larga trayectoria histórica tiene la zona como para sólo caminar sus calles alisadas (para los automóviles que vienen de paseo turístico) y no saber que hay en el lugar, además de tiendas de artesanías, toda una civilización perdida en el tiempo. Alguien con una lanza ya caminaba aquellas tierras mucho antes que naciera Jesús. Más cerca de nuestra era, los Comechingones, en sus cuevas, pintaban sobre las piedras cómo llegaba el español. Montados a caballo con armaduras de metal pesado, eran parte de una colonización que intentó ser un encuentro de culturas pero resultó al final una matanza irracional. Lucio revela que hay muchas galerías (tafones) grandes. Galerías que han sido ocupadas por culturas originarias debido a la protección contra la naturaleza. D’Andrea describe que las viviendas de los antiguos habitantes de la zona se enclavaban a unos metros del suelo, al estilo de un sótano, para la protección del crudo frío en invierno. Sus paredes estaban enterradas a unos metros por debajo del nivel del suelo. Sin embargo utilizaban las cuevas que la naturalezales proveía, sin ningún pedido especial, para expresarse ycomunicarse realizando lo que se conoce como pinturas rupestres. En ellas se encuentran plasmados temas de su propia cultura, dibujos geométricos y la imagen del español. Lucio al describir y realizar sus tareas de producción de mapeos de la zona ha encontrado varias cuevas con inscripciones de los Comechingones. Se han encontrado bolas de boleadoras de piedras volcánicas, de la zona andina. Puede querer decir, según los científicos, que las culturas hayan realizado intercambios con otras culturas de la zona andina. Lucio comenta que en la parte de más altura, hacia el noroeste, ya caminando varias horas desde el pueblo de Alpa Corral, hay sectores de cascadas de hasta 20 metros. El paisaje es único y de una belleza natural que asombra por su estado salvaje. No es cómodo llegar porque no hay caminos. Puede que algún sendero de animales que pastorean. No obstante los geólogos deben llegar a los más recónditos parajes para seguir sus estudios. Otra parte del equipo de investigación de la universidad local realiza estudios en yacimientos minerales asociados a las rocas graníticas. Cuando se encuentran zonas probables de depósitos minerales, se realiza un estudio específico de factibilidad para saber si es posible un desarrollo industrial del mineral. Se encuentran minerales industriales como el cuarzo o cuarzo ultra puro, mica, feldespato y florita; que se utiliza para la producción de tecnología, fabricación de lentes y fibra óptica. Todavía hay personajes que viven en el lugar donde nacieron, de aquellas tierras, y son conocedores de cada zona, de cada parte del terreno y de las sierras. Es probable que las huellas de la civilización los atraigan para tener otras posibilidades a las que no tienen acceso en lugares tan aislados. Con el tiempo la población bajó al pueblo o emigró a las ciudades. Hoy hay poca gente que se mantiene viviendo arriba de las sierras. El tiempo dirá si el parque geológico resulta una inversión para preservar a la naturaleza en su estado puro y poder observarla para entender los secretos de la tierra. Secretos que de boca en boca los habitantes de estos dominios se han transmitido y lo guardan con recelo. La intención científica avanza de acuerdo a objetivos del conocimiento. Aportan a la ciencia y descubren de qué manera la tierra se ha formado en períodos inimaginables, como el de cientos de millones de años. Acercarse a las comprensiones de los científicos permite valorar el suelo que diariamente se camina, el agua que se saborea y el aire que se respira.Valorar la tierra y conocer más sobre la identidad de los pueblos acerca la razón a una conciencia de respeto y bienestar por la región habitada, por el suelo que diariamente nos da la superficie para pisar, andar el camino natural de la vida y ser parte no sólo de una cultura sino de un espacio que incluye fuerzas naturales y procesos históricos.